La Navidad se supone que es una época de paz, amor y felicidad… pero, seamos sinceras, a veces es más bien una maratón de estrés, caos y niños y adolescentes con energía ilimitada. Entre organizar cenas, buscar ideas de regalos para niños, decorar la casa y las reuniones familiares (esas en las que la tía Alfonsa siempre pregunta por la cosa más indiscreta que se le ocurre), una acaba a veces con ganas de salir corriendo al Polo Norte a esconderse con los renos de Papá Noel.
Si esto te suena, no te preocupes: ¡respira, no estás sola!
Aquí te dejo algunos consejos para sobrevivir a las fiestas navideñas sin perder la cabeza ni el sentido del humor (porque sin él, de verdad, no se puede).
- Divide y vencerás (o al menos lo intentarás)
Vamos a ser honestas, eso de que las madres podemos con todo es un mito muy mal contado. No tienes por qué encargarte tú sola de absolutamente todo. Este año, delegar es tu palabra mágica. ¿Que tu cuñado siempre se ofrece a hacer la cena pero nunca lo dejas porque temes que incendie la cocina? Dale una oportunidad, y si al final se le quema el pavo será una anécdota más para contar.
También es buen momento para pedir ayuda con los presentes. No te mates buscando regalos baratos para niños, y en su lugar, organiza con la familia un amigo invisible. Menos regalos por persona, menos estrés para ti, y lo mejor de todo: menos dinero gastado en cosas que acabarán en el fondo del armario.
- Regalos exprés sin complicaciones (y sin envoltorios a la última en packaging)
¿Alguna vez has intentado envolver un regalo perfecto al estilo del último post que has visto en Instagram? Pues este año, simplifica. En lugar de comprar montones de regalos para niños y trastos que acabarán acumulando polvo, apuesta por experiencias. Regala algo que realmente se disfrute y no ocupe espacio en casa.
Ya sabes que los recuerdos permanecerán para siempre en nuestro cerebro, sin embargo no ocupan espacio físico en casa, aunque sí un lugar muy especial.
No sé si conoces Wonderbox, una web donde puedes elegir entre un montón de experiencias: desde cenas románticas hasta escapadas de fin de semana o actividades para toda la familia. Regalas la cajita o el bono, y se acabó el quebradero de cabeza de qué comprar, cómo envolverlo y si gustará o no. Un regalo que nunca falla, y es la excusa perfecta para salir de la rutina de andar metidos en casa, y hacer algo juntos en familia. A mover el cu-cu!
- La casa no tiene que parecer un escaparate (lo prometo)
Sí, las luces de Navidad son bonitas, y a los peques les encanta llenar la casa de decoraciones. Pero vamos a ser sinceras, cuando tienes niños mantener la casa impecable y a la vez decorada es un reto que ni Marie Kondo superaría (de hecho desde que tiene hijos s esa retractado bastante de su método). No pasa nada si este año las decoraciones son más sencillas. Los niños pueden participar en la decoración haciendo manualidades (lo cual, además, les mantendrá ocupados un buen rato).
Así que, mi consejo: no te obsesiones con que todo quede perfecto. La Navidad no va de tener el árbol más grande o las luces más brillantes, sino de disfrutar el tiempo con los tuyos.
- Tiempo para ti (porque sí, lo merecemos)
Las madres solemos olvidarnos de nosotras mismas, y en Navidad eso se multiplica. Pero ¿adivina qué? Si tú estás estresada y agotada, la Navidad no será feliz para nadie. Así que, tómate un respiro. Dedica un par de horas para hacer algo que te guste: un baño relajante, un buen libro, o incluso escaparte un rato al gimnasio (sí, esos minutos sin “mamá” cada cinco segundos cuentan como vacaciones).
Y si realmente quieres algo más especial, podrías considerar regalarte a ti misma (porque tú también lo mereces), o incluirla en tu carta a los Reyes Magos, una experiencia de Wonderbox. Hay opciones para todos los gustos, desde masajes relajantes hasta cenas gourmet. ¿Por qué no darte un capricho?
- Recuerda: la perfección es un mito
La Navidad es una época para disfrutar, no para agobiarse. No tiene que ser perfecta. No importa si la comida no sale como en las fotos de Pinterest o si a última hora te das cuenta de que olvidaste un regalo. Al final, lo que importa son los momentos que pasas con tu familia, las risas (aunque sean por el caos), y los recuerdos que creas con los que más quieres.
Así que este año, deja de lado la perfección, ríete de los fallos y céntrate en lo importante: sobrevivir a la Navidad con una sonrisa.
- Haz las compras desde casa y evita las multitudes
Ir de compras en Navidad puede ser un deporte de alto riesgo, con multitudes, colas interminables y una buena dosis de caos. Este año, ahórrate el estrés comprando todo online. Además, puedes aprovechar descuentos exclusivos que sólo encuentras en la web. Y si buscas ideas de regalos baratos para niños, o regalos para chicas adolescentes, muchas tiendas ofrecen entregas rápidas y promociones que te pueden salvar de las prisas de última hora. Así puedes dedicar ese tiempo a estar en familia en lugar de correr por los centros comerciales.
- Planifica menús sencillos y colaborativos
No te compliques con cenas de chef profesional. Opta por menús sencillos y, lo más importante, que todos colaboren. Haz una lista de platos que puedan aportar otros familiares.
¡Un buffet navideño donde cada uno traiga algo es la excusa perfecta para que no recaiga todo sobre ti! Además, esto añade variedad y convierte la comida en un esfuerzo conjunto, lo que también crea recuerdos compartidos.
- Establece tradiciones familiares que no generen más estrés
Las tradiciones navideñas son importantes, pero no tienen que ser complejas ni costosas. Algunas de las mejores tradiciones son aquellas que implican pasar tiempo de calidad juntos sin grandes preparativos. Por ejemplo, ver una película navideña en pijama, preparar galletas con los niños o dar un paseo para ver las luces de Navidad. Crea tradiciones que se adapten a la dinámica de tu familia y no que añadan más presión. ¡Lo importante es disfrutar!
La Navidad no tiene que ser una prueba de resistencia para las madres. Con un poco de planificación (y mucha paciencia), podemos disfrutar de estas fiestas sin perder la cabeza. Y si todo falla… bueno, siempre puedes regalarte una escapada cuando pase el caos navideño.
¡Felices fiestas!